Lo que es vivir con un Bulldog

Tener un bulldog en casa es una experiencia increíble. Todos los perritos van al cielo, pero esta raza es muy particular. 


Ciertamente lucen como los más malos de la partida, con ese ceño fruncido, constantemente «gruñendo», y con una musculatura que parece que en cualquier momento vienen a darte una paliza… ¡Puras apariencias! 


Son increíblemente dulces, detrás de esos gruñidos sólo hay una respiración costosa producto de su constitución braquicefálica. Suelen tener personalidades muy fuertes, son tercos, inteligentes, curiosos y desastrosos.  


Creo que no ha sido muy motivante mi descripción… pero si les sirve de algo, no cambio a mis bullys por nada! Y sé que no soy la única. Cammardella me envió este video de Meatball, el bulldog de Adam Sandler, con el que me reí pues veo a mis dos gordos repitiendo muchas de las cosas que hace este gordinflón.


Si tienen bulldogs estoy segura que se van a sentir identificados, si no los tienen al menos se reirán.






Las aventuras de Ian: ¡Soy papá!

La paternidad me tomó por sorpresa… A la casa llegó una cachorrita y es innegable: es mi hija. Camina como yo, luce como yo, le gusta jugar con los huesos tanto como a mi, y su rincón favorito de la casa es justo el mio.


Yo, aun cuando mi mamá dice que soy bipolar porque a veces me pongo un poco malcriado, cuido a mi bebé, duermo junto a ella, y no dejo que Bella se le acerque, porque ella exagera con eso del cariño, y no quiero que me malogre a la  «muchacha»


Como cualquier padre orgulloso, les presento a mi hija… ¡Me tiene chocho!


Ian.






Una mini-bully en casa

¿Recuerdan aquel post donde les mostraba a las primeras hijas de Ian? Pues ya una de ellas está con nosotros en casa.


Ese «con nosotros» es relativo, pues en realidad no es nuestra, ya somos 4 en 50 mtrs cuadrados, así que un nuevo miembro nos complica la logística.


Así que vamos a «venderla, pero ciertas condiciones aplican». No queremos dársela a cualquiera, como si fuera un simple intercambio comercial. Tampoco esperamos hacernos ricos y salir corriendo a cobrar el cheque.


Sólo queremos que ese pedacito de Ian, tenga un hogar de verdad, donde la cuiden, jueguen con ella, le limpien sus arrugas, la lleven al parque a jugar y la traten con un miembro más y muy querido de la familia.


Muchos no lo entenderán, pero es que cuando uno ama tanto a alguien, ese cariño trasciende a todo lo que tenga que ver con él. Es tanta la alegría y el amor que Ian y Bella nos han dado, que es nuestra responsabilidad y obligación procurar elegir el hogar correcto para la pequeñita…


Aun no tiene nombre, y trataremos de no hacerlo, pues cada minuto hacemos un gran esfuerzo por no morir de ternura y sucumbir de amor ante sus arrugas.


Son los ronquidos los que se extrañan

Las pequeñas cosas del día a día son precisamente las que más se extrañan. Reencontrarse con ellas es redescubrir la comodidad de la rutina. 


Luego de unos cuántos días sin Gian, es un placer rodearme de esas «pequeñas cosas» como verlo dormir mientras yo escribo; conseguir el piso del baño mojado porque suele salir de la ducha sin secarse; ver su cartera mal puesta sobre la biblioteca y saber que mañana la va a buscar como loco sin recordar dónde la puso; espiar desde una esquina silenciosa como acaricia y juega con Ian y Bella…


Esas pequeñas cosas, que podrían ser tonterías, y que probablemente más de una vez me saque de mis cabales  [Como la búsqueda desenfrenada de la cartera, porque nunca la deja en el mismo sitio] son las que realmente más extraño cuando él no está. 




 [VIDEO: Ian y Bella también lo extrañaron. Conseguirse con Gian en la puerta les hizo el día. ¿Quién dice que esto no es amor?]









La vida! Crónica del parto de nuestros nietos bullys

Sábado. 10:00 am. Llegamos a casa de la suegra de nuestro Ian. Su segunda novia está embarazada y en minutos le practicarían la cesárea. Podrían ser entre 6 y 8 cachorros.

No ví la primera parte de la operación; pero apenas terminaron de abrir a la madre, entré a la sala a reanimar a los cachorros. Nacen – como uno- sin respirar, y como la madre está anestesiada y no puede lamerlos (acción que hace que los bebes reaccionen), es necesario masajearlos con cuidado pero constantemente hasta que logran respirar.

La sala es un caos, y el estrés domina el ambiente. Un cachorro tras otro, el doctor los va pasando, están morados y tienes poco tiempo, apenas logras que respire, se limpian las fosas nasales, se coloca en la cuna y el doctor te pasa el siguiente. Por minutos tuve pánico, el miedo de no hacerlo bien y que no lograra revivir a cada cachorro, una vida en tus manos literalmente.

11:00 am. En total, 8 hermosos cachorros: 4 hembras y 4 varones. Todos en perfecto estado. Ágora, la madre, estaba comenzando a despertar de la anestesia…

Todos estábamos bobos viendo «el milagro de la vida» en 8 cositas peludas, más parecidas a ratones que a perritos. Sólo la dueña de Ágora se dio cuenta que algo no estaba bien. La mamá de los cachorritos estaba intentando vomitar, producto de la anestesia y no podía, así que se estaba ahogando…

En cuestión de minutos el veterinario se puso frente a ella, le sacó la lengua que ya estaba morada, y empezó a gritar que le pasaran el tubo… Todos estaban paralizados. Yo me tropecé con el dichoso tubo de plástico en el piso…

Inmediatamente se lo pasé al veterinario, le sostuve la mandíbula a 
Ágora, para que pudiera entubarla y empezar a soplar fuerte directo a los pulmones, mientras le golpeaba los costados. A medida que pasaba el tiempo, la lengua empezó a ponerse blanca como un papel… pasaron minutos que parecieron horas, y Ágora no volvía en sí. La dueña, empezó a llorar, suplicándole que reaccionara por sus bebés…

Dios es grande. Ágora revivió, luego de estar un minuto muerta, pues las pupilas llegaron a dilatarse. No sé cómo lo logró, lo que sé es que sin ella, los cachorros no lograrían sobrevivir.

Creo que esa experiencia me tocó profundamente. Ver la vida y luchar de cerquita con la muerte te conmueve, te trastoca algo en lo profundo… 

He aquí un vídeo con algunos buenos momentos, a 4 cachorros yo les dí la bienvenida al mundo, verán la reacción de Agora cuando conoce al primer bebé… Aquí están nuestros hermosos, valientes e increíbles nietos.


¡Y somos abuelos!

Ian fue papá. Su primera novia acaba de tener dos lindas hembritas que fuimos a conocer el martes. Giancralo y yo quedamos completamente derretidos de amor y seguramente ustedes también.


Con ustedes nuestras hermosas nietas:

Sábado de: Quiero ser abuela y tenis

Tenis: no hay mucho más que decir. Sólo que le gané a Gian en un juego bastante cerrado. Mentira. Nada de cerrado, en realidad quise ponerlo para que sonará como dos profesionales enfrentándose mano a mano en la cancha; como si fuéramos la versión criolla de Federer y Nadal. Pero fue divertido y gané que es lo importante, porque yo soy una mala, mala perdedora.


Quiero ser abuela: Ian tiene una semana visitando a una novia nueva. Giancarlo y yo cruzamos los dedos para que esta vez el gordito nos haga abuelos.

Su suegra no es precisamente la señora más glamorosa del mundo. Es la típica mujer entrada en años que se niega a serlo: lentes de contacto azules, ropa pegada, largo cabello negrísimo y teñidísimo, uñas postiza con «Obras de arte» pintadas … Pero, lo importante es que cuida a los cachorros, el parto sería en su casa, ella misma se encarga de ayudar e incluso nos invitó a presenciarlo. Por supuesto que Gian aceptó gustoso la invitación y ofreció mis servicios como asistente mientras él espera tranquilo afuera. Espero no desmayarme.

Justo cuando íbamos en camino, empezó a llover fortísimo, o como decimos por acá: cayó un palo de agua. El veterinario no había llegado aun, así que nos tocó almorzar dentro del carro. Menos mal que soy una chica prevenida y me llevé mis Dr. Martens, perfectas para la ocasión: no sólo por la lluvia sino porque su diseño es un tributo al Bulldog inglés.

En fin, pasarán un par de semanas antes de enterarnos si la novia está embarazada.

El novio, Ian, esperando
Dr. Martens
La novia y el novio

Las aventuras de Ian el salvavidas

Este vídeo es producto del ocio. Ocio puro. Luego de volver de un maravilloso, y siempre complicado fin de semana en la playa, mientras pasaba todas las fotos a la computadora, se me ocurrió hacer un corto con los vídeos de los gordos… al final se convirtió en una historia sobre Ian, el salvavidas




P.D.: amo las caritas de Ian, justo antes de salir «al rescate»