El ambiente de trabajo que se respira en El Universal está lleno de trabajo en equipo, de risas, música, honestidad, travesuras, compañerismo y creatividad.
Conseguir todo esto en un sólo lugar es prácticamente un milagro. Venir al trabajo dista mucho de ser una responsabilidad pesada y lagañosa, y menos cuando se les ocurre hacer una exposición de Cochinos.
En Venezuela, al llegar diciembre las panaderías, autolavados, y demás locales, suelen colocar al lado de sus cajas registradoras unos cochinos de plástico para que la gente deje propina de regalo, a la cual se le llama «aguinaldo»
Estos cochinos de plástico suelen lucir todo tipo de pinturas, accesorios, lentejuelas, todo en virtud de la creatividad de los empleados. Es un elemento pocas veces apreciado, pero bastante autóctono y particular para la fecha decembrina.
A Luis David y a Manuela, se les ocurrió que era una buena idea hacer un concurso de cochinos. Así que una tarde, como por arte de magia apareció en cada escritorio, un cochino de plástico con una etiqueta que decía: «¿Sorprendido? En minutos recibirás la respuesta…»
Inmediatamente después nos llegó por correo la invitación a participar. Así que durante las ultimas semanas hemos salido a comprar materiales, todo el mundo hablaba al mediodía de las penurias de pintar el cochino, o sobre lo que le faltaba, pero absolutamente nadie daba pistas sobre qué iban sus disfraces.
Hoy, como todos los años hicimos el desayuno navideño, en donde por primera vez se hacía la exhibición de los cochinos. Derroche de creatividad, ingenio, ideas, materiales y colores. Es imposible seleccionar un favorito, y si tuviera que elegir mi favorito es este equipo de trabajo increíble que se ha convertido en mi familia.