Tenis: no hay mucho más que decir. Sólo que le gané a Gian en un juego bastante cerrado. Mentira. Nada de cerrado, en realidad quise ponerlo para que sonará como dos profesionales enfrentándose mano a mano en la cancha; como si fuéramos la versión criolla de Federer y Nadal. Pero fue divertido y gané que es lo importante, porque yo soy una mala, mala perdedora.
Quiero ser abuela: Ian tiene una semana visitando a una novia nueva. Giancarlo y yo cruzamos los dedos para que esta vez el gordito nos haga abuelos.
Su suegra no es precisamente la señora más glamorosa del mundo. Es la típica mujer entrada en años que se niega a serlo: lentes de contacto azules, ropa pegada, largo cabello negrísimo y teñidísimo, uñas postiza con «Obras de arte» pintadas … Pero, lo importante es que cuida a los cachorros, el parto sería en su casa, ella misma se encarga de ayudar e incluso nos invitó a presenciarlo. Por supuesto que Gian aceptó gustoso la invitación y ofreció mis servicios como asistente mientras él espera tranquilo afuera. Espero no desmayarme.
Justo cuando íbamos en camino, empezó a llover fortísimo, o como decimos por acá: cayó un palo de agua. El veterinario no había llegado aun, así que nos tocó almorzar dentro del carro. Menos mal que soy una chica prevenida y me llevé mis Dr. Martens, perfectas para la ocasión: no sólo por la lluvia sino porque su diseño es un tributo al Bulldog inglés.
En fin, pasarán un par de semanas antes de enterarnos si la novia está embarazada.
|
El novio, Ian, esperando |
|
Dr. Martens |
|
La novia y el novio |